miércoles, 12 de diciembre de 2007

La obra de arte

Un buen día el ayuntamiento encargo una obra de arte a Jean Broche, un eminente artista que a sus cuarenta y pocos, ya se había consagrado en todas las disciplinas y tendencias habidas y por haber; famoso en el mundo entero por sus esculturas y cuadros que le habían hecho uno de los artistas mas cotizados, acepto el encargo pues además de que la plaza llevaría su nombre artístico, era el lugar donde nació Juan el manitas de oro que era como le llamaban sus amigos de la infancia. Aun así el precio de la obra suponía un gran esfuerzo para el ayuntamiento, que dispuso todo para que en el plazo de tres meses se celebrara con una gran fiesta la inauguración del monumento; Jean Broche adelanto que seria una obra única y que daría origen a una nueva tendencia en el arte, que el denomino realismo. Así empezó su nueva obra en un secretismo absoluto, mando cubrir el centro de la plaza con toldos para que nadie pudiera ver la obra antes del día señalado, muchos fueron los días en que se le veía malhumorado porque parecía que el resultado no era el que el quería, así pasaron los días uno tras otro, y llego el de la inauguración, la emoción se palpaba en el ambiente, las autoridades aprovecharon para soltar su discurso, y por fin justo antes de descubrir el tan esperado monumento hablo Jean Broche, el cual dijo "En verdad este monumento es la viva imagen de la vida, pues forma parte de mi y lo considero mi obra cumbre, la definición suprema de una creación en todo su esplendor..."en ese instante hizo una señal y destaparon la esperada obra de arte que a nadie dejo sin asombro, como en todo unos no la entendieron y aunque no se atrevieron a dejar salir su enfado, pudo verse en sus caras que no era de su agrado, otros aplaudieron y soltaron carcajadas, al ver sobre un pedestal una buena cagada del artista, eso si puesta con mucho arte, resultado de los buenos manjares del día de antes.
A los pocos días la retiraron y la guardaron en el sótano municipal, sustituyendola por una extravagante planta de hierro con patas que estropeaba toda la armonía de la plaza. Fin

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