martes, 27 de mayo de 2008

El hidalgo

En algún lugar de la plana de cuyo nombre no quiero acordarme, un joven abatido por la vida, desilusionado y aplastado por la sociedad que lo envuelve, medita la decisión mas importante de su vida. Sin dejar de dar vueltas de un lado a otro de la habitación donde vive, preso de la desesperación por no encontrar una salida a sus numerosos problemas, decide no sin innumerables dudas emprender un viaje sin mas equipaje que la esperanza de encontrar la respuesta que no encuentra.
Así, sin nada mas que sus piernas y una bolsa donde lleva una botella llena de agua y algo de ropa, en una de las pocas tardes grises del mes de agosto emprende su camino hacia la ciudad que le vio nacer; las horas pasan mientras paso tras paso avanza en su camino dejando atrás el hogar de estos últimos años, pasan los días y las noches, y pocas son las horas de descanso y los alimentos que la vida le proporciona, unas almendras, unas naranjas, mitigan el abatimiento de su estomago mientras el vació es llenado por un solo pensamiento, alcanzar su destino, llegar a Barcelona y encontrar a los descendientes de su sangre, caminando entre la orilla de las playas y las montañas que le proporcionan el aseo diario y algo de alimento de algún manzano cercano y alguna parra de uva que casi a madurado, unas moras silvestres y alguna higuera que de vez en cuando ante sus ojos aparece con higos en muy buen estado.
Pueblo tras pueblo avanza abasteciéndose de agua en cada fuente de cada plaza y haciendo en cada uno una corta parada, donde observa el paso de la gente y las sorpresas que a su encuentro vienen, así ve en una playa césped y en otra el nudismo de la gente, en un pueblo una joven le detiene pidiéndole la voluntad y él que poca no tiene eso es lo que le ofrece, a lo que la joven por no entenderle le recrimina que no le de aquello de lo que él no dispone, algo de metal en forma de moneda o similar con lo que poderle agradecer tan generosa donación con una amplia sonrisa, al ver que nada consigue de su boca salen rayos y otras tempestades que hacen que apresure su paso y prosiga su camino bajo el sol de día y las brillantes estrellas de noche, percibe el aire que le rodea y las pequeñas cosas que no veía, observa y mira, y en silencio camina, en uno de esos días la lluvia da su bienvenida por unos instantes mojando el suelo y haciendo que su parada sea obligada después de que su ropa haya sido empapada, en otro sale en defensa de una apurada dama, donde un jinete mal encarado clama venganza ante la duda de algún engaño, desprovisto del miedo tras el camino andado sale en defensa de la damisela acongojada y provoca la marcha de tan molesto caballero, en agradecimiento la dama acepta un consejo y un hasta luego y otra noche enmedio de un verde suelo recibe con su cuerpo cansado al sueño.
Los días han pasado y los pasos sus frutos han dado pues ante él su destino se ha mostrado al ver las calles de la ciudad de Barcelona, al fin la ha alcanzado y sin prisas dedica el día a mirar sus calles y sus gentes, un olor olvidado de antaño vuelve, algo en su alma grabado aparece y un mago en la calle por un instante la ilusión le devuelve, la luz del día se desvanece y al llegar la noche descubre que lo que buscaba ya no se encuentra allí, dispuesto a buscar un sitio donde poder dormir encuentra en la noche otro mundo y diversos seres en los que el paso de la vida se detiene y sobrevivir esta mas cerca de lo que parece, un adoquinado rincón olvidado de la ciudad hoy sera su lecho y mañana partirá de regreso, volviendo de nuevo sobre los pasos que a dado.
Muchos son los días, muchas son las noches para alcanzar su regreso y es tan solo al llegar a su hogar a la habitación que dejo, cuando se da cuenta que a encontrado todas las respuestas, pues se a encontrado a si mismo, ya no hay miedo, ya no hay problema grande, ya no hay dudas ni caminos tan solo vida y días para vivirla. Fin.

martes, 20 de mayo de 2008

El elixir

El día comienza su jornada con un perezoso sol envuelto por las sabanas de nubes que cubren el cielo mitigando su despertar, mientras Elisa despierta y contempla su rostro un día mas en el espejo descubriendo el paso de los años en su piel, y como cada mañana, intenta frenar la aparición de la vejez en su rostro, cremas antiarrugas, lociones hidratantes, mascarillas de diversas mezclas de plantas y frutas, remedios caseros y farmacéuticos, su dedicación es tan plena que ya casi se convierte en un ritual diario al que dedica las dos primeras horas del día, aun así a pesar de su esfuerzo cada vez que contempla su rostro en el espejo se ve mas vieja y cansada, siente que nada de lo que hace por conservarse joven funciona con ella.
Vacía de sueños que ya no recuerda y de sencillas ilusiones que repite a diario para conservar la tenue llama de una esperanza que siente lejana, camina en su apreciado día de descanso al mercado de la feria anual que como todos los años visita para rodearse de bullicio y sentir la vida saliéndose de la cotidiana rutina que la envuelve casi siempre. Después de un buen rato andando se detiene en una de las muchas paradas que forman el mercado al llamarle la atención un hermoso espejo, interesada por el pregunta el precio a la vendedora que le dice: " este espejo es un espejo de almas señora, si le interesa se lo dejare a buen precio". Elisa se mira en el espejo y una vez mas ve en su rostro la vejez de sus años en el reflejo que el hermoso espejo le muestra, al ver la vendedora el desanimo que le produce contemplarse, le dice: " si se lleva el espejo, le daré además este elixir, que ara que se vea mas joven" . Elisa mira el frasco y el espejo que tanto le llama la atención por la hermosura con que fue creado,y al final decide comprarlo. El día pasa y la noche parece corta cuando un nuevo día anuncia su llegada, el sol brota hoy con fuerza desmedida desde tempranas horas, Elisa de nuevo como cada mañana completa su ritual contemplándose en su nuevo espejo y viéndose igual que siempre, ,por ultimo destapa el elixir que la vendedora le dio y se pone un poco en su rostro esparciéndolo con un poco de algodón entre los poros de su piel.
El día pasa con la rutina habitual y su jornada de trabajo termina con un radiante sol que se resiste a abandonar el cielo para dar paso a la noche, aprovechando los últimos rayos del día, decide dar un paseo a la orilla del mar, el sonido de las olas le devuelve la calma después de un ajetreado día y sus pasos le llevan a uno de los muchos bancos del paseo marítimo donde se sienta a saborear este momento de calma, al poco un hombre se sienta a su lado y le dice : " vienes mucho, por aquí? yo vengo cada día a contemplar la llegada de la noche y observar unos instantes el brillo de las estrella y la luna antes de volver a casa " Ella responde que nunca se había parado en este sitio tan hermoso y se inicia una agradable conversación que después de las presentaciones pertinentes se alarga hasta bien entrada la noche despidiéndose y albergando la esperanza de volverse a ver otro día. De nuevo la noche deja paso al día y de nuevo Elisa inicia su ritual mirándose en el espejo que compro a la vendedora, pero hoy al mirarse se ve diferente, algo a cambiado, se siente mas joven y su imagen tiene un brillo que hace mucho que no veía, de nuevo se aplica el elixir y animada por su nueva imagen se enfrenta al nuevo día, de nuevo acaba su jornada y un impulso le hace apresurarse al banco que anoche estuvo, al acercarse ve de nuevo al apuesto hombre que anoche conoció y de nuevo pasan juntos una noche agradable.
A pasado un año desde que compro el espejo y el elixir, y cada día desde entonces se a ido sintiendo mas joven y hermosa consigo mismo, de nuevo el mercado anual abarrota las calles del centro de la ciudad, Elisa busca la parada de la vendedora que le proporciono el elixir y le hace saber que le funciona muy bien y que desde entonces se siente otra; al preguntarle cual es el secreto de tan buen elixir, la vendedora le responde: " Tan solo es agua". Fin