martes, 24 de agosto de 2010

El ciclo de la vida

El ultimo ser humano contempla su ultimo amanecer, exhausto, hambriento, sediento, ante la falta de agua, pronuncia sus ultimas palabras antes de morir: " Aquí termina la era de la humanidad, ya nada queda en lo que fue nuestro hogar, nuestra inteligencia fue capaz de acabar con toda la vida de nuestro planeta, y en mi ultimo aliento me doy cuenta que con mi muerte ya nadie quedara para recordar lo que hicimos.. "
El planeta yermo ve pasar los nublados días, los ciclos de las estaciones, los siglos, impasible en el flotante espacio sigue dando vueltas alrededor del sol; hasta que por la constancia y la riqueza del subsuelo abonado por las vidas extinguidas, donde habitaba la arena florece de nuevo la hierba verde, brote tras brote, año tras año, en una lucha continua por la existencia, de nuevo se extienden las verdes praderas, de nuevo de cada agrietada corteza de tierra seres minúsculos se reproducen y salen a la luz del sol que radiante sigue iluminando a la Tierra. Arboles frondosos son el resultado de unos cuantos siglos mas, la lluvia de nuevo humedece a los bosques, a los valles, mientras el mar se agita aun con la furia que nunca perdió. La vida animal vuelve, nuevas especies cubren la Tierra y el planeta recobra su perfección. Todos cumplen su ordenada función las plantas alimentan a los herbívoros, los herbívoros a los carnívoros, y estos alimentan a la Tierra y a todos esos minúsculos animales que hacen que el ciclo de la vida se mantenga en un estado perfecto.
Hasta que un día sin mas, un pequeño lagarto se yergue poniéndose a dos patas mientras saborea el poder de la inteligencia.... Fin

jueves, 5 de agosto de 2010

La princesa misteriosa

En los jardines de un palacio de oriente, sentada a la orilla de un pequeño estanque, una princesa llamada Aidil contempla su reflejo en el agua mientras su rostro se oculta tras un velo negro. Sus ojos verdes entristecidos le muestran una vez mas lo apenada que esta su alma, su mano izquierda en un empuje de valentía aparta el velo que oculta su rostro y de nuevo ve las heridas que el fuego dejo en su cara cuando tenia cinco años, desfigurada se contempla y comprueba una vez mas que nunca cicatrizaran las heridas en su alma.
Una voz familiar hace que de nuevo oculte su rostro tras su velo y entre en palacio, la voz de Selena su sirvienta y amiga durante tantos años le acababa de comunicar que su padre quería verla, y ella sin mediar palabra se apresura con pasos rápidos a las estancias del rey para no hacerle esperar.

- ¿Padre , me has mandado llamar?-

el rey esboza una sonrisa en su rostro y con un gesto de su mano, le indica a la princesa que se ponga a su lado:

- si, Aidil hija mía, siéntate y escucha lo que he de decirte. pronto vendrá otra primavera y ya serán veinte las que tus ojos habrán visto, desde el día en que naciste. Por eso creo que ya es hora que encuentres un buen esposo y te cases. A llegado a mis oídos que en el reino del este, su príncipe esta buscando esposa, y que de todos partes del mundo van llegando princesas para ser la afortunada de la que se enamore. Así que he decidido, que seas tu hija mía de entre todas mis hijas la que vaya en nombre de nuestro reino, y que sea el destino el que decida si esta vez el amor puede entrar en tu corazón.

Aidil confusa por lo que acaba de oír tan solo llega a balbucear:

- Pero padre...-

sin dejarla terminar el rey le pide que se apresure a preparar su equipaje y parta cuanto antes hacia el reino del este,. sin decir nada mas, la princesa a regañadientas prepara su equipaje y parte con un sequito de una treintena de personas entre sirvientes y guardias de la corte.

Aidil tras siete lunas de viaje llega al palacio del reino del este. Tras ser recibidos por el consejero de la corte y enseñarle sus aposentos, una sirvienta le comunica que mañana sera anunciada su presencia en palacio en una ceremonia oficial a la que asistiría el príncipe heredero Amal.
Agotada por el viaje enseguida se queda dormida sobre su lecho de sabanas de seda, hasta que el sol de la mañana empieza a entrar por las ventanas de su habitación, y la voz de Selena le invita a levantarse. Un baño de esencias, de aromas suaves le espera y sus sirvientas ya preparan su vestido, la bañan , la peinan y la visten, y como siempre un velo negro cubre una vez mas su rostro. Es al ponérselo cuando en su mente aparecen las marcas, que nunca desaparecen, no hacen falta espejos, para que en su mente vuelvan día tras día las cicatrices que su velo intenta ocultar.
Preparada es llevada a la sala principal del palacio, donde se une a las demás princesas que ese día serán presentadas, una tras otra son anunciadas y durante unos minutos conversan con el príncipe que escucha atentamente a cada una de ellas. Al llegar el turno de Aidil un sirviente se dirige a la princesa:

- es costumbre no llevar nada que oculte el rostro en presencia de nuestro príncipe, debería quitarse el velo princesa.

Nerviosa ante lo que acaba de oír y reacia a mostrar su rostro ante tanta gente, responde:

- espero que nadie se ofenda, pero en mi pueblo no tenemos esa costumbre y preferiría no tener que quitarme el velo.


enseguida corre el rumor entre entre el servicio y consejeros del reino, hasta que el balbuceo de los que hablan hace que el príncipe pida una explicación:

- ¿ Que es lo que ocurre para este revuelo ?

Pregunta a su consejero.

- Parece ser mi señor, que la princesa Aidil nos niega su belleza al no quererse quitar el velo que oculta su rostro

El príncipe comunica a su consejero, que se le permita a Aidil mantener el velo que oculta su rostro, y este con un gesto les indica a los demás que hagan pasar a la princesa ante Amal.
La princesa se acerca al príncipe y después de una reverencia, comienza ha hablar:

- mis respetos principe, soy Aidil, hija de Abdul tukhasan, rey de Singartuam, he venido a mostraros nuestro respeto y obsequiaron con diversas ofrendas, ademas mi padre me ha enviado para que si así lo deseáis podamos desposarnos y contraer matrimonio, eso seria bueno y beneficioso para ambos reinos...

La princesa hace una pausa mientras mira al suelo con sus ojos y Amal , aprovecha para contestarle:

- Gracias por vuestra cortesía y por los obsequios que habéis traído, pero ya tome la decisión de casarme por amor y no por los intereses de la unión de dos reinos... pero me gustaría preguntarte algo. ¿ Porque te has negado a quitarte el velo de tu rostro?.

avergonzada al escuchar la pregunta del príncipe sus mejillas se sonrojan detrás de su velo.

- Es una pregunta que no me resulta fácil de responder, siempre he llevado este velo desde muy niña y apenas me lo he quitado, detrás de él me siento mas segura y agradezco el que me permitieras seguir llevándolo puesto.

El consejero apremia Amal para que sigan con el orden del día , y le recuerda que aun quedan mas princesas por anunciar, aun así el príncipe antes de darle las gracias y pedir a Aidil que vuelva a sus aposentos y disponga de las estancias de palacio, le dice:

- Cuan misteriosa te has vuelto, y no he de negar que ahora aun mas tengo curiosidad por saber que hay detrás de ese velo...

Así Aidil regresa a sus aposentos, mientras una duda crece en su interior, ¿Por cuanto tiempo podrá seguir ocultando su rostro, antes de que los demás vean sus cicatrices?....

Pasan los días y son muchas las veces que Amal y AIdil se reúnen para hablar y conocerse, siempre rodeados de sirvientes y consejeros y guardando una aparente formalidad, a pesar de la cual van conociéndose y abriendo sus corazones, descubriendo cuantas cosas tienen en común y en cuales tienen diferencias, es así como casi sin darse cuenta empiezan a sentir una atracción irresistible el uno por el otro, y a tener le necesidad de verse amenudo. sinembargo una noche que la luna brilla intensa, la princesa pasea por uno de los jardines diciéndose asimisma en voz alta:
- No puedo seguir engañándome, no debo enamorarme de Amal, el día que vea mi rostro y contemple mis cicatrices me repudiara, creerá que le he engañado o no le he dicho la verdad y no quedra volver a verme...

En ese la voz del príncipe se hace oír por encima de las palabras de Aidil, que al mirar a su izquierda ve una silueta sentada en uno de los bancos del jardín:

- No he podido evitar oír lo que dices Aidil, pero no necesito ver tu rostro para quererte, ya he visto tu verdadera belleza, porfavor acércate a mi.

Confusa, sin saber que hacer duda entre marcharse o acercarse a Amal, hasta que su corazón puede mas que su miedo.

- Casi nadie a visto mi rostro desde que tenia cinco años...

Aidil en un golpe de valor le cuenta como de pequeña el fuego desfiguro su rostro, es al acabar cuando la princesa espera oír las palabras del príncipe, que se da cuenta que el principe mira fijo hacia un rosal.

- Aidil me conmueve tu historia y no has de preocuparte por las heridas que sufriste porque yo te amare igual. ¿Ves las flores que hay delante de mi? ¿dime como las ves?.

Sorprendida ante las palabras de Amal, se fija en las rosas, uq ehya delante de ellos.

- Pues son de color blanco, hermosas y grandes, y ahora mismo están algo cerradas... ¿pero que tienen que ver las flores?.

Amla gira su rostro hacia Aidil, mientras su mano intenta encontrar la mano de la princesa.

- Mucho, hemos estado días conociéndonos y la distancia y tus preocupaciones no te dejaban verme bien y quizás por eso no has notado algo que ya deberías saber, pues yo nunca podre ver las flores como tu. Puedo oler su fragancia, sentir la humedad que las baña, imaginarme la hermosura de sus pétalos al tocarlas, pero nunca las podre ver.

Es entonces cuando Aidil comprende porque nunca se giraba hacia ella, porque su mirada estaba fija a lo lejos, Amal no la miraba porque es ciego. Nada dice Aidil tan solo quita el velo de su rostro y pone la mano de Amal en su mejilla, él acaricia cada parte de su cara y en su mente imagina cada detalle que su mano le va indicando hasta formar en su imaginación el rostro de Aidil, después, acerca sus labios a los de la princesa y la besa. esa noche sella su amor y la felicidad nace en sus corazones, pues al día siguiente es anunciada la boda del príncipe y de Aidil que poco a poco al paso del tiempo se dará cuenta que en esta vida el mayor de los velos es nuestro propio miedo. Fin