lunes, 7 de enero de 2008

Yo te quiero

Después de quince años de casados Sara sentía que su amor se extinguía , cansada de no vivir, de ser la criada de la casa, de soportar los innumerables defectos de su marido, armándose con el valor suficiente, después de meditarlo durante mucho tiempo, harta de intentar sostener una relación que a estas alturas tan solo la amargaba. Le dijo que quería dejarlo, la reacción de el, después de decirle lo mucho que la quería, fue darle un puñetazo en la cara con todas sus fuerzas, su ojo se amorato y empezó a hincharse, aun así, abierto el grifo de la sinceridad, desahogo todo lo que había soportado estos años estallando, entre gritos y rabia. Su marido lejos de comprender y dejarla ir, desato su ira a golpes, en su cabeza, en sus costillas, en su estomago, incluso en el suelo siguió pegándole patadas, hasta dejarla casi inconsciente, cuando vio que no podía apenas moverse la ato, y le dijo: " todo esto lo hago por tu bien, no sabes lo que te dices, yo te quiero, mira lo que me obligas ha hacer, con todo lo que yo te quiero". Después de un tiempo Sara empezó a recuperar el aliento, el se había ido y la había dejado sola, aun le dolía el cuerpo, los pulmones eran estallidos de dolor cada vez que respiraba, pero se sentía mejor, el tiempo paso lento y el regreso a casa, nada mas entrar se dirigió hacia Sara y le dijo: "Ya has recapacitado, mira lo que me has hecho hacer, venga levántate, con lo que yo te quiero, si me prometes que no volverás a hacerlo todo seguirá igual que antes" . Sara asintió con la cabeza y el la desato, después la abrazo y le dio un beso, ella le dedico una caricia y el sonrió, se dispuso a hacerle la cena, volvió con una bandeja en las manos se puso a la altura de el y le dijo que cogiera una de las delicias que le había hecho con tanto cariño, frente a ella de pie cogió una y se la metió en la boca, fue lo ultimo que vio, ella soltó la bandeja y le vació el cargador del revolver, que hacia un año había comprado a un vendedor clandestino en un mercadillo y que había escondido cuidadosamente en un lugar de la cocina, mientras le decía: " yo también te quiero". Fin

3 comentarios:

Lylbathy dijo...

La venganza se sirve en plato frío, los golpes y las palabras dañan el cuerpo pero fortalecen el alma. Valiente Sara, tus ojos sufrieron pero tu fortaleza ha jugado buenas cartas. Si todas fueran tan valientes y seguras como tú.... Es muy fácil decir estas tres palabras, suenan bien pero que manera de querer es hacer daño? ninguna!!! El dolor ha acabado, el maltrato ha finalizado por fin. Saludos tenues y fuertes pues aunque esté presente en el día a día llegará el momento en que acabarán las vejaciones y todos/as serán respetados/as y no esclavos/as. Que el viento lleve estas rosas negras hacia tu morada y este escupitajo hacia su tumba.

Anónimo dijo...

sigilosa como el silencio que me rodea me he acercado a ponerme al día de tu morada creador de sueños y escaparatista de realidades mi angel sin alas..
es duro ver en la televisión el video grabado por un testigo que observa como en plena calle un hombre esta asestando puñaladas a una mujer sin que nadie de alrededor haga nada..es triste solo pensar que estos son nuestros dias..los que nos toco vivir y compartir..personajes de esta indole..deberian de pagar exactamente el mismo precio y de la misma forma que sus victimas..
el valor es algo que no sabes que lo tienes hasta que lo necesitas de verdad..
un beso felino repleto de cariño..
que tus sueños te traigan sonrisas al despertar..como ejemplo te estoy dejando aqui la mia..miau

azazel dijo...

..que tal noctambulus..la verdad es que este relato deja si habla..es lamentable y descorazonadora esta realidad que desgraciadamente viven muchas mujeres..ojalá hubiera justicia..aunque la condena que merecen estos seres despreciables tendría que prolongarse mas allá de esta vida y aún así sería poco castigo..por cierto, me gusta la música que has puesto por aquí..hacía mucho que no escuchaba Scorpions y me e deleitado jeje..un saludo compañero de la noche