jueves, 7 de agosto de 2008

La princesa prometida

Vicent de la rosa a esperado a la medianoche de su vigésimo cumpleaños para empezar a buscar a la princesa de sus sueños, entusiasmado con la idea de que en este mundo se encuentre la mujer de sus sueños, no puede evitar emocionarse y divagar entre sus pensamientos como sera aquella mujer que lo enamore mientras en un papel va escribiendo todo aquello que quedria que tuviera: " me gustaría que no fuera muy alta, ni muy baja, ni muy gruesa, ni muy delgada, el color del pelo me da igual pero que no tenga la cabeza rapada, que sea culta pero no demasiado que no quiero parecer idiota, que sea sumisa pero también rebelde, que tenga su propia opinión de la vida y de lo que quiere pero que no sea ella quien de la mano me lleve, que tenga dotes para la aventura pero también que sea hogareña como ninguna, que sea extrovertida en su justa medida, que le guste conversar y mas aun que me sepa escuchar, que sea mujer, amiga y amante, o al revés pero todo en ella se reparta en tres partes iguales, o según el día que sea mas amante que amiga, o según la noche que no se me quede dormida, de piel suave y mirada felina, pero sincera como la mía, de cuerpo ya puesto que tenga buenas medidas y una cara bonita..." Vencido por el sueño descubrió el nuevo día en el sillón que le había servido de cama esa noche, los días pasaron y Vicent no desesperaba en su intento de encontrar a la princesa que quería, pero aunque muchas mujeres fueron bien recibidas todas algún defecto tenían, los años hicieron mella en Vicent que no encontraba la mujer con las características que buscaba en su tan ampliada lista y por mas que la buscara nunca aparecía.
Así vio el pasar de los años y a su cuerpo marchitarse por la edad y un buen día en que soplaba una suave brisa conoció a Marisa, un mujer de avanzada edad como él con la que compartía las tardes de sol, para recoger algo mas de calor en uno de los bancos del parque y es allí con la confianza adquirida del día a día y el bienestar de sentirse a gusto en su compañía cuando se dio cuenta de que había encontrado a su princesa prometida.
Vicent miro por ultima vez la lista que tanto tiempo le lleno de sueños y la lanzo, e impulsada por el viento, de su vida se alejo, cayendo a los pies de un joven que al verla la agarro y después de leerla de principio a fin, pensó: " ¿existirá una mujer así en el mundo? ". Fin